¿Qué es la fuerza máxima? ¿Crees que un músculo grande es un músculo fuerte? La fuerza no depende directamente del tamaño de un músculo, sino de su actividad neuromuscular.
Muchos piensan que una persona con un cuerpo repleto de músculos voluminosos y definidos posee una fuerza extraordinaria, pero están confundidos. Aunque el tamaño muscular es otro factor a tener en cuenta -así como la complexión del individuo-, éste no guarda una relación directa con la fuerza que ese músculo puede ejercer.
La fuerza máxima muscular depende más de la eficiencia del trabajo del sistema nervioso en el músculo que de su número de fibras musculares o del diámetro de dichas fibras.
Retomamos el camino de la calidad por encima de la cantidad.
¿De qué depende la fuerza máxima?
El encargado de activar la función de contracción de un músculo, así como de controlar el tiempo y la intensidad de esa contracción, es el sistema nervioso central.
Los factores neuromusculares de los que depende la fuerza máxima son:
- Coordinación intramuscular: la fuerza que generará el músculo depende del número de fibras que dicho músculo es capaz de contraer en un mismo instante. Por ejemplo, pongamos que mi bíceps tiene 1.000 fibras musculares -tiene más-. Si tengo que levantar con mi brazo 5kg de peso, mi bíceps quizás sólo tenga que activar en un mismo instante el 10% de sus fibras -unas 100-, mientras que si tengo que levantar 10kg tal vez necesite contraer un 15% -150 fibras-. Cuánta más fuerza necesite generar, más fibras musculares tendrá que reclutar.
- Coordinación intermuscular: la mayoría de movimientos no se producen gracias a la contracción de un sólo músculo, sino por la acción simultánea de varios músculos. Entonces, la fuerza que necesite para mover un objeto no depende únicamente de la fuerza que puedan generar estos músculos, sino también del trabajo sincronizado y coordinado que hagan entre ellos. Si uno falla, por mucha fuerza que hagan los demás, en un momento de fuerza máxima el objeto no se moverá.
Así que la fuerza que una persona es capaz de generar para realizar un movimiento depende del número de fibras que esa persona sea capaz de contraer en un preciso instante de tiempo y de lo coordinados que estén todos los músculos que participan es ese movimiento. Podríamos decir que es cuestión de maña o habilidad.
De ahí que la técnica del gesto deportivo sea tan importante en deportes relacionados con la fuerza máxima o la potencia, como la halterofilia o el salto de longitud.
Detalles
Ahora bien, la coordinación intramuscular se caracteriza por un matiz. Ninguna persona es capaz de contraer el 100% de las fibras de un músculo en un mismo instante. Regresando al ejemplo del bíceps, si éste tenía 1.000 fibras, es imposible contraerlas todas a la vez. Es más, una persona normal -que no práctica ningún deporte- es capaz de contraer alrededor del 20% de fibras de un músculo en un instante.
¿Por qué de esta limitación? Las fibras utilizan mucha energía para mantener una contracción. Lógicamente, esta energía se agota. En ese momento, la fibra que estaba contraída necesita una suplente, otra fibra que ocupe su puesto cuando alcance la fatiga total. El músculo va intercalando la contracción de unas cuantas fibras y la relajación de otras, y de ese modo garantiza la estabilidad de la contracción total. Si contrayera el 100% de las fibras, ¿quién las supliría al agotarse?
Pero la coordinación intra e intermuscular se puede desarrollar, se puede entrenar. El deportista especialista en fuerza máxima, sin ninguna duda, es el halterófilo. Éste, en su pico máximo de fuerza, es capaz de contraer hasta un 50% de fibras musculares de manera coordinada y sincronizada.
Curiosidades
De todas maneras, se ha calculado cuánto peso podría levantar una persona si fuera capaz de contraer el 100% de las fibras de todos sus músculos en un único instante. ¡Nada más y nada menos que alrededor de 7.000kg! Pero dos factores no lo permiten.
Por un lado, nuestro sistema nervioso no es capaz de generar suficiente corriente eléctrica para contraer todas esas fibras a la vez. Por otro, nuestro cuerpo no podría soportar tanta tensión sobre sus huesos y articulaciones -nuestro esqueleto no da tanto de sí-.
Se conocen también algunas proezas humanas de superfuerza -todas hechos reales-, como el caso de Jeremy Schill, un niño de 9 años que rescató a su padre de morir aplastado bajo su coche de 1.800kg, levantándolo lo suficiente para que éste pudiera salvarse.
Estas hazañas sólo podrían explicarse por la situación de estrés nervioso extremo que la persona está viviendo en ese preciso momento, lo que la lleva a ejercer una fuerza literalmente sobrehumana -creo recordar que una historia parecida se utilizó para la creación del héroe de cómic Hulk, la masa-.
Es más que probable que Jeremy jamás pudiese repetir esa gesta aunque hubiese querido con todas sus fuerzas.
Cuántas veces habrás dicho aquello de: «No lo parece, pero el tío tiene una fuerza. Es un nervio!». Nunca mejor dicho… O cuántas veces habrás visto a un culturista entrenando sin levantar mucho peso -que conste que también están fuertes-. Nunca levantarán tanto peso como el otro grandullón del gimnasio que, teniendo menos volumen muscular neto, mueven y mueven decenas de kilos de hierro. Tienen menos músculo y más fuerza. Su sistema nervioso es más eficiente en cuanto a la generación de fuerza.
Conclusión
Entrena tu fuerza máxima de vez en cuando, un par de meses al año por ejemplo. No te centres en los kilos que eres capaz de mover. No es importante de cara a tu vida cotidiana. Pero sí es importante el trabajo neuromuscular que implica este tipo de entrenamiento.
Nuevamente, vemos que el ejercicio físico no es sólo cuestión de músculos. También es cuestión de neuronas.